lunes, 12 de octubre de 2020

EL HOLANDÉS ERRANTE

DE LA LITERATURA FANTÁSTICA A MI UNIVERSO LITERARIO PERSONAL


 “Pero si lo que le interesa son historias de lo fantástico, debo advertirle que este tipo de historia exige más arte y juicio de lo que normalmente se cree”. 
Charles Nodier.



 Para el presente libro me aboco a lo que es el género narrativo, correspondiente a la literatura fantástica. Que como su nombre lo indica, alude a elementos de fantasía. Y para poder definirla y darle al lector un punto de partida, expongo a la literatura fantástica como cualquier relato o cuento en mi caso particular y literario en el que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, como la magia, o la intervención de criaturas inexistentes. Pero no pretendo abarcar todo este amplio abanico de posibilidades, y me concentro particularmente en los fenómenos extraordinarios, y en las criaturas inexistentes, como es el caso del cuento que abre el presente libro, titulado “El holandés errante”. Porque los elementos sobrenaturales están presentes en todos los relatos mitológicos, vale decir de leyenda ya que el cuento que abre mi libro es una leyenda. Porque la literatura de género fantástico, es un fenómeno literario relativamente moderno que ha generado una importante cantidad de novelas, cuentos, y relatos cortos de ficción, ambientados generalmente en lugares o mundos imaginarios, en los que la magia y los elementos sobrenaturales, son parte integrante de la trama y del ambiente. La literatura fantástica es probablemente uno de los géneros más abiertos y difusos, por su asociación con otros géneros narrativos como la novela de aventuras, la literatura del terror, y la ciencia ficción. Pero la literatura fantástica no tiene por qué ser a la vez terrorífica, y de hecho rara vez lo es. Porque la ciencia ficción, dedica siempre un esfuerzo a explicarse a sí misma y hacerse plausible, entroncándose de una manera más o menos verosímil con el mundo real o elaborando situaciones contrafácticas. Ya que la literatura fantástica se aparta del mundo real o bien introduce en él elementos sobrenaturales como magos, brujas, duendes, monstruos, demonios, elfos, etc. Y en otras ocasiones, crea mundos imaginarios con sus propios pueblos, costumbres, historia, y geografía. La literatura fantástica una vez establecidos sus elementos “fantásticos” tiene más en común con las novelas de aventuras; que con el terror y la ciencia ficción. Siendo una fuente de inspiración para el cine, cómics, juegos de rol, y videojuegos.

 HISTORIA DE LA LITERATURA FANTÁSTICA 

Por hacer un poco de historia sobre el género de literatura fantástica, se puede plantear que partió desde los comienzos del hombre, cuando se recitaban versos propiciatorios de carácter sagrado o épico, para pedir la benevolencia de los dioses; o celebrar las gestas de los guerreros. En la literatura moderna se considera que empezó con los cuentos de hadas y la fábula, géneros nacidos para aumentar la fantasía de los adultos y de los niños. Sus orígenes se remontan en la mitología egipcia, grecorromana, la mitología hindú, celta, y escandinava, también la mitología o leyendas de civilizaciones antiguas como la griega o nórdica. Los mitos se utilizaban como herramientas para explicar el funcionamiento de fenómenos que la sociedad no podía explicar, como el origen del mundo, la muerte, los ciclos de la luna, y las cuatro estaciones del año. Teniendo como protagonistas a los héroes que servían como referente a la conducta popular, diferenciando lo bueno y lo malo. Cuando el pensamiento científico y la razón, desmintieron los mitos, estos no desaparecieron completamente. La tradición popular, sobre todo de gente analfabeta, continuó relatando las leyendas con cuentos que eran transmitidos por el boca a boca, y eran deformados a cada generación que pasaba historias que giraban en torno a los miedos primitivos del hombre. Transmitían los valores necesarios para ser aceptados socialmente y sobrevivir a riesgos cotidianos, cuando se hablaba sobre los peligros de explorar un bosque. Los intelectuales consideraban estas obras de folclor como burdas y sin apenas valor artístico. Se incluyen los cantares de gesta y los romances medievales, por ejemplo el ciclo artúrico, las novelas de caballería del siglo XVI, y la novela gótica del siglo XVIII. En el siglo XVIII, y a comienzos del siglo XIX con la llegada del romanticismo, se definió el género fantástico, con hechos extraordinarios, ambientes inquietantes, y criaturas sobrenaturales. Los hermanos Grimm recopilaron estas historias de tradición oral. Porque el género fantástico plantea escenarios imaginarios, y situaciones prodigiosas, protagonizadas por personajes heroicos, con poderes especiales, predominando la presencia de lo mágico y lo legendario. Los grandes relatos épicos de la antigüedad, en los que los hombres mortales luchaban junto a héroes mitológicos y en los que los dioses intervenían en el curso de la acción, no son de literatura fantástica pero sí el origen y la principal fuente de inspiración de la misma. Los ciclos artúricos medievales y las novelas de caballería continuaron aquella tradición, sin muchos de sus elementos sobrenaturales, y pusieron el caldo de cultivo para la aparición de la fantasía. Por citar a algunos autores E.T.A Hoffman y Edgar Allan Poe, cultivaron el género atribuyéndole a sus relatos un cariz de terror psicológico. Otros hitos en la historia de la literatura fantástica son Frankenstein, o el moderno Prometeo (Mary Shelley, 1818), Drácula (Bram Stoker, 1897), o El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde (R. L. Stevenson, 1886), y El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien, y las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis. La literatura fantástica, tiene sus cimientos a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, con la irrupción del romanticismo, sus hechos extraordinarios, ambientes inquietantes, y criaturas sobrenaturales. Así el género de literatura fantástica plantea escenarios imaginarios y situaciones prodigiosas protagonizadas por personajes heroicos, como es el caso de mi cuento “Alejandro el grande”. Con poderes especiales, y la presencia de lo mágico, y lo legendario. Claro que también la literatura fantástica cuenta con antecedentes más antiguos, como el mito greco-romano, o la mitología hindú, celta, y escandinava; y no puedo dejar de citar como ejemplos a La Ilíada, y la Odisea; los cantares de gesta y romances medievales, las novelas de caballería del siglo XVI, y la novela bizantina del siglo XVII, y la novela gótica de fines del siglo XVIII. De esta forma la literatura fantástica es probablemente uno de los géneros literarios más abiertos y difusos, por su asociación con otros géneros narrativos, como la novela de aventuras, la ciencia-ficción, o el terror. A mediados del siglo XIX y comienzos del XX, el relato fantástico comienza a despegar, y deja de estar sólo relacionado con elementos de terror; pasando a estar compuesto por mundos imaginarios, lo épico, lo onírico, y aspectos mitológicos. Con las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer en el siglo XIX. En este tiempo, destacan Arthur Machen, Lord Dunsany, H. P. Lovecraft, Algernon Blackwood o Clark Ashton Smith. A finales de los años 20 y durante la década siguiente, Robert E. Howard dio un nuevo giro al género fantástico con la publicación en la revista Weird Tales, de relatos protagonizados por Kull, Red Sonya y, sobre todo, el bárbaro Conan de Cimmeria, y Conan el Bárbaro dando así origen a la fantasía heroica. De esta forma la fantasía se desarrolló a partir de los cuentos de hadas. Posteriormente las historias fantásticas se consideraban todavía como un nicho juvenil y sin valor, dentro de la literatura pulp. Los autores publicaban sus obras en revistas como Weird Tales o Avon Fantasy Reader, donde recopilaban relatos de fantasía, ciencia ficción y terror. En 1978 se publicó El señor de los anillos, sacudiendo los cimientos de la fantasía, desarrollando toda una cultura alrededor de su autor Tolkien; que su mundo estaba inspirado en la mitología nórdica. Demostrando que la fantasía sí podía contar grandes historias, con personajes profundos y mundos interesantes. La literatura fantástica llegó a un gran público, con gran éxito en nuestros días, con libros como la saga de Harry Potter, el laberinto del fauno, la princesa prometida, y Juegos de tronos de George R. R. Martin; que forman parte ya de la cultura popular. 

DEFINICIONES DE LA LITERATURA FANTÁSTICA 

Louis Vax señala que: “La narración fantástica se deleita en presentarnos a personajes situados súbitamente ante lo que es inexplicable, pero igualmente propio de nuestro mundo real”. Para Louis Vax lo fantástico es una especie de discordancia entre el mundo representado en el texto y el mundo conocido por el lector. Hay una sobreexposición entre lo real y lo no existente que atormenta, interroga y quiebra la percepción de lo cotidiano al introducir un elemento extraño o de efecto inexplicable. En Introducción a la literatura fantástica (1980) Tzvetan Todorov define lo fantástico como: “La vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural”. Por tanto, un acontecimiento fantástico resulta ser prácticamente inefable desde la perspectiva realista del mundo de las acciones cotidianas. El aporte de Tzvetan Todorov radica en la vacilación entendida como la percepción ambigua de un hecho que por sí mismo excede a la realidad. Indecisión, duda o perplejidad ante la idea de que lo fantástico sólo sea producto de la imaginación del personaje, cuyo resultado no afectaría ni al funcionamiento del mundo, ni a la constitución de sus leyes, o bien el acontecimiento fantástico sucede de manera que cuando algo desconocido participa de la realidad, entonces el mundo familiar comienza a regirse por leyes extrañas. Por tal motivo, Tzvetan Todorov además señala que lo fantástico ocurre a partir de tres condiciones fundamentales: a) La vacilación de los personajes, que implica la integración del lector con el mundo de los personajes; y se define por la percepción ambigua que el propio lector tiene de los acontecimientos relatados. b) La relación personaje-lector, cifrada por la confianza, dado que el papel del lector está confiado a un personaje, y al mismo tiempo por la vacilación representada que se convierte en uno de los temas de la obra. c) La lectura de lo fantástico, que responde no sólo a la existencia de un acontecimiento extraño que provoca una vacilación entre el lector y el héroe, sino, sobre todo, una manera particular de leer un texto de ficción. Según Tzvetan Todorov la definición de fantástico es un momento de duda de un personaje de ficción y del lector implícito de un texto compartido empáticamente. Y los límites de la ficción fantástica estarían marcados por el amplio espacio de lo maravilloso, en donde se descarta el funcionamiento racional del mundo, y lo “extraño” está supeditado a los elementos perturbadores reducidos a meros infrecuentes pero explicables. Por exponer otra definición planteamos que la literatura fantástica se define en el seno de una cultura laica, que no atribuye un origen divino y por tanto sobrenatural a los fenómenos conocidos, sino que persigue una explicación racional y científica. Pero dilecto lector este no es mi caso, ya que como lo planteo en mi punto de partida, yo me quedo con lo que es la literatura fantástica. De esta forma, el relato o cuento en mi caso particular de orden fantástico, introduce un elemento sobrenatural, discordante con el orden natural produciendo inquietud en el lector. El elemento sobrenatural no solo sorprende y atemoriza por ser desconocido, sino que abre una fisura en todo el sistema epistemológico de su mundo, susceptible de dar cabida a toda clase de sucesos insólitos y monstruosos. La literatura fantástica ofrece acontecimientos que van de lo cotidiano hasta lo anormal, presentados en forma problemática para los personajes, para el narrador y para el lector. Mencionando también la aparición de criaturas y elementos de fantasía y extraordinarios. Para Todorov, el género fantástico se encuentra entre lo insólito y lo maravilloso; y solo se mantiene el efecto fantástico mientras el lector duda entre una explicación racional y una explicación irracional. Asimismo, rechaza el que un texto permanezca fantástico una vez acabada la narración: es insólito si tiene explicación y maravilloso si no la tiene. Porque para Todorov lo fantástico no ocupa más que “el tiempo de la incertidumbre”, hasta que el lector opte por una solución u otra. Por citar a otro autor, P. G. Castex define lo fantástico como “una ruptura en la trama de la realidad cotidiana”. En un contexto realista se produce un acontecimiento extraordinario que, paulatinamente, atrae la atención del personaje principal hasta invadir completamente su mundo y transformarlo. La normalidad se quiebra. Su percepción del mundo será distinta a partir de esta experiencia turbadora. También es pertinente citar que un elemento esencial para la literatura fantástica, es el suspenso. Y según Edgar Allan Poe el suspenso es definido como: “Cierto efecto único preconcebido, situado al final de la historia, al que todos los incidentes deben confluir”. La autora Ana María Barrenechea define a la literatura fantástica “como la que presenta en forma de problemas hechos a-normales, a-naturales o irreales en contraste con hechos reales, normales o naturales”; poniendo en acento el conflicto que se crea al confrontarse la realidad, o lo que se considera normal, con hechos que pertenecen a otro orden. Porque mi cuento fantástico ofrece un relato basado en hechos insólitos que al analizarlos se escapan de la realidad, al presentar a un personaje tomado de la realidad, realizando acciones que en un entorno real serían descabelladas o imposibles. Otro aspecto de los comunes del relato fantástico es su medievalismo, es decir la ambientación medieval, ya sea en localizaciones, vestuario, costumbres, etc. Y el uso de mitos y leyendas en la trama. Encontramos también la presentación de mundos imaginarios, criaturas sobrenaturales, y el uso de la magia como rasgos habituales. Ya que es raro que la novela fantástica se presente individualmente, por lo común, los escritores alargan los relatos en series o sagas de libros, que comprenden la evolución de los diferentes reinos y protagonistas. Según la autora Rosalba Campra, “la transgresión aparece como la isotopía que atravesando los diferentes niveles del texto permite la manifestación de lo fantástico”. Porque lo fantástico se constituye en el poema en cuanto texto de transgresión, todo texto fantástico es igualmente un texto político que trama su política de la literatura, “como nodo específico entre un régimen de significación de las palabras y un régimen de visibilidad de las cosas”; relativo a contextos de producción que cada texto, en sí mismo, complejiza, transgrede o “fantastiza” según su particular “juego de lenguaje”: lo fantástico posmoderno, asumido entonces como un juego del lenguaje, adopta a la metáfora fantástica como un vehículo predilecto para transgredir la propia idea del lenguaje, entendiéndola como una representación arbitraria, sujeta a los hilos de una convención. En palabras de Rosalba Campra, un fantástico representa la negación de la transparencia del lenguaje. La literatura fantástica comprende lo fantástico como el producto de una colisión entre dos limites; o de la transgresión entre dos órdenes irreconocibles que a pesar de su oposición son capaces de convivir e interactuar en un mismo universo: “Una vez establecida la existencia de dos estatutos de realidad, la actuación de lo fantástico consiste en la transgresión de ese límite, por lo cual lo fantástico se configura como acción”. Por ello, podríamos señalar que el discurso fantástico resulta ser eminentemente pragmático, pues desconoce la enunciación inocente y su lenguaje busca un efecto intencionado; al querer provocar sensaciones paralizantes que no pueden explicarse del todo. La teórica argentina Susana Reisz, también reconoce lo fantástico a partir del nacimiento de la confrontación de dos esferas mutuamente excluyentes e irreductibles como es la confrontación entre lo imposible y lo posible. Para Susana Reisz, los imposibles son aquellos que pertenecen propiamente a la ficción fantástica, que “no se dejan encasillar pero, además, conviven de manera inexplicable, explícita o implícitamente tematizado como tal, con posibles que sí se integran en el espectro de posibilidades que forman parte de la noción de realidad, históricamente determinada, del productor y sus receptores”. De esta forma, Susana Reisz comprende lo fantástico en la dualidad de confrontación entre lo real y lo no real, donde lo imposible se representa directamente como una experiencia al interior de lo real, pero ajena al mundo concreto. Susana Reisz elabora la conceptualización de imposibles fantásticos para destacar la importancia de lo fantástico por cuanto cumple la función de “atacar, amenazar, arruinar el orden establecido, las legalidades conocidas y admitidas, las “verdades” recibidas, todos los presupuestos no cuestionados en que se basa nuestra seguridad existencial”. En consecuencia, Susana Reisz configura la experiencia de lectura respecto de lo fantástico no sólo desde un mundo acorde con nuestra noción de realidad sino que, a la vez, también respecto “de los imposibles que no se dejan explicar como resultado de ninguna forma de causalidad conocida; o al menos comunitariamente aceptada”. El investigador español David Roas, señala que el valor contemporáneo de lo fantástico se determina, en gran medida, por la dimensión transgresora de la realidad y de la identidad, situación que él ejemplifica con la figura del fantasma: El fantasma es un ser que retorna del más allá en forma incorpórea y se instala en el mundo de los vivos, rompiendo, de ese modo, los límites entre dos órdenes de realidad discontinuos, y planteando con ello una transgresión absoluta de nuestros códigos sobre el funcionamiento de lo real. Y no sólo por su presencia imposible, sino también por su especial naturaleza, a la que no afectan ni el tiempo ni los espacios humanos. Esa dimensión transgresora es la que determina su valor en el relato fantástico. David Roas propone cuatro ideas problemáticas fundamentales, estableciendo como propuesta inicial la relación de “lo fantástico frente a lo maravilloso”; cifrada por la presencia de un fenómeno sobrenatural. Una segunda idea, tiene relación con “la importancia del contexto sociocultural”, en tanto señala que no es posible escribir literatura fantástica sin contar con un marco de referencia que delimite qué es lo que ocurre o no ocurre en una situación histórico-social dada. Una tercera idea consiste en “el realismo de lo fantástico”, al sostener que el punto de partida de todo texto fantástico es siempre la presencia de la realidad, puesto que lo real se introduce como una necesidad estructurante para el enfrentamiento de lo inexplicable. Por último, la cuarta idea desarrollada por David Roas consiste en “la presencia del miedo como elemento fundamental de lo fantástico”, en cuanto resultado emocional respecto de la amenaza que supone la transgresión de lo fantástico hacia la estabilidad del mundo; situación que genera una “impresión terrorífica tanto en los personajes como en el lector”. David Roas comprende que la transgresión a la realidad radica en su imposibilidad de nominalización o bien, en su aproximación al silencio. Es decir, no sólo en la irrupción de lo imposible al interior del mundo real, sino también en “la incapacidad para explicarlo de forma razonable”, tal como sucede con la ejemplificación de las alteridades radicales de tipo fantasmal, monstruoso, o espectral. David Roas hace hincapié en señalar que la transgresión a la realidad, no solamente es susceptible de ser observada al considerar a esta última como una entidad estético-abstracta; sino que la imposibilidad de nominalización o incapacidad de explicación razonable de lo fantástico, se debe principalmente a variables culturales y políticas que contextualizan referencialmente el o los sentidos de los textos fantásticos que de otro modo no existirían: “Los motivos que componen el universo fantástico son expresiones de una voluntad subversiva que, ante todo, busca transgredir esa razón homogeneizadora que organiza nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos”. Por otra parte, el teórico mexicano Omar Nieto propone ampliar el estudio de lo fantástico abordándolo como una estrategia textual de un sistema semiótico general, con el fin de establecer ya no una definición específica de género literario o de temas exclusivos para lo fantástico, sino un conjunto organizado de variables diversas y contextuales que posibilitan una perspectiva diacrónica de clasificación. De esta forma, Omar Nieto distingue la existencia de lo fantástico clásico (siglos XVIII - XIX), fantástico moderno (siglo XX) y fantástico posmoderno (desde fines de siglo XX y principios de siglo XXI). Por consiguiente, ya sea en el caso de la irrupción de lo sobrenatural en el orden de lo natural (clásico) o su inversión problemática (moderno) o su relativización (posmoderno); Omar Nieto señala que la existencia de lo fantástico no depende de una definición genérica trascendental, sino de estrategias pragmático-textuales que se evidencian de manera diversa y en correspondencia con los distintos periodos o contextos culturales específicos en tanto materialización de una otredad o manifestación de un cuestionamiento sobre las convenciones de lo real. La problematización de lo extraño o de lo inaceptable: la transgresión como evidencia dialéctica entre dos elementos disímiles, excluyentes o relativos. Sobre esto último además, resulta necesario señalar, de acuerdo a nuestros intereses, que lo fantástico no es privativo de un tema, género, o modo literario particular sino que resulta ser propio de todo texto literario en cuanto se trata de un texto de ficción, que evidencia la presencia de una transgresión específica. 

 GÉNEROS DE LITERATURA FANTÁSTICA. 

 En ella encontramos los subgéneros que van de lo que es la literatura del terror, la ciencia ficción y la literatura gótica. Pero dilecto lector, yo me concentro en lo que es la literatura fantástica y también en lo que es la literatura de terror, como es el caso del cuento de Jack el destripador. Según Tzvetan Todorov la literatura fantástica se define en el límite de otros géneros: Lo extraño puro: La fantasía de lo extraño puro es aquella en la que el elemento extraordinario, está en suma de lo cotidiano. Estos elementos son tan cotidianos que los sucesos enmarcados en este tipo de literatura pueden ser explicados por la naturaleza. Es decir, que la combinación de ciertos hechos comunes se convierte en algo fuera de lo común. Pero lo extraordinario no radica en lo que sucede, sino en la combinación de los hechos. Es el género en el que se relatan acontecimientos que pueden ser explicados por medio de las leyes de la razón, y son de una manera u otra, increíbles, extraordinarios, chocantes, singulares, inquietantes, insólitos, y causan en el lector real y en el personaje, una reacción semejante a la inducida por el texto fantástico puro. La explicación racional no parte directamente del texto, sino que el lector real, por medio de indicios que este ofrece, la obtiene. La literatura de horror pertenece a este género, y se relaciona con lo fantástico puro, en el hecho de que posee descripciones que le causan horror, temor, o terror en el lector. Lo fantástico extraño: Donde los acontecimientos que a lo largo de relato parecen sobrenaturales, reciben, finalmente, una explicación racional. La explicación parte del mismo texto y no de suposiciones deducidas por el lector a través de indicios. Lo Fantástico Puro: Se presentan acontecimientos que pueden explicarse racionalmente, pero de una u otra manera son increíbles, extraordinarios, singulares, insólitos. Lo fantástico maravilloso: Es la clase de relato que más se acerca a lo fantástico puro por el hecho de quedar inexplicado, no racionalizado. Los elementos sobrenaturales corresponden a un mundo irreal, y no al mundo real en el que vive el lector. Lo fantástico maravilloso nos sugiere en efecto la existencia de lo sobrenatural; sin embargo, la presencia o ausencia de ciertos detalles permiten siempre tomar una decisión. El hecho fantástico tiene resolución por medio de otro hecho fantástico que en vez de resolver el misterio, lo que hace es complicar más lo inexplicable. Lo maravilloso puro: En este género la maravilla o lo fantástico, asumen como parte de la cotidianidad. Ningún personaje se ve afectado por la sorpresa de algo que creía imposible. Pero sí está diseñado para sacar de la cotidianidad al lector. En este caso, los elementos sobrenaturales no provocan ninguna reacción particular en los personajes ni en el lector implícito, pero sí en el lector real. Lo característico de lo maravilloso no es una actitud hacia los acontecimientos relatados, sino la naturaleza misma de esos acontecimientos. Se acostumbra a relacionar el género de lo maravilloso con el cuento de hadas; en realidad, el cuento de hadas no es más que una de las variedades de lo maravilloso, y los acontecimientos sobrenaturales no provocan en él sorpresa alguna. 

CLASIFICACIONES DE LA LITERATURA FANTÁSTICA 

 La alta fantasía: Es la literatura fantástica por excelencia, por sus rasgos distintivos del resto de los otros géneros. Desarrolla un mundo significativamente diferente al nuestro, y en el cual sus habitantes viven sin extrañarse del elemento maravilloso de la magia. Sitúa la acción en un mundo secundario ficticio, alejado de la realidad que conocemos y sus reglas lógicas. Una variante de la alta fantasía es la fantasía heroica o novelas de espada y brujería, en la que sus protagonistas son guerreros inmersos en una aventura junto a criaturas fabulosas, como dragones o monstruos; pero en las que el héroe o heroína es más imperfecto, esto es, presenta rasgos de antihéroe, y debe superar una serie de pruebas o experimentar un largo viaje hasta encontrarse a sí mismo. 

La baja fantasía: Se desarrolla en el mundo real, o en uno muy parecido, con elementos y criaturas mágicas. En este mundo cercano a la realidad, ocurren sucesos irracionales como hijos de dioses griegos, existen los vampiros, y predomina la magia. La baja fantasía también cuenta la historia de uno o dos héroes y sus circunstancias, se desarrolla en un apartado del mundo real con criaturas mágicas, aunque, por lo general, la raza predominante es la humana. 

La fantasía oscura: Mezcla el terror con la fantasía; con un tinte de magia perversa o donde predominen las sombras, el resultado será el mismo ya sea en el mundo real o inventado, o incluso su termina mal. Corresponde a aquellos relatos situados en un mundo irreal sombrío con una mayoría de criaturas y personas movidas por propósitos malignos y la magia negra. Se busca el poder o el conocimiento ilimitados, y priman la locura y la violencia. Los mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft, la saga La torre oscura de Stephen King y la saga de Elric de Michael Moorcock son ejemplos de este género. La fantasía histórica: Se añade a la mezcla época prehistórica, egipcia, griega, romana, medieval, victoriana o cualquier otra para llenarlo con magia. La única diferencia con la fantasía urbana o baja es la modernidad de la obra. Las novelas artúricas entrarían en este tipo. Son ejemplos Orgullo y prejuicio y zombis, Abraham Lincoln, cazador de vampiros de Seth Grahame-Smith, o Entrevista con el vampiro de Anne Rice. Es ambientada en un momento histórico determinado de la aparición de algún personaje de relevancia, como Julio César, Alejandro Magno, (como es el caso de mi cuento Alejandro el grande), y Napoleón. Encontramos elementos fantásticos como magia, viajes en el tiempo, armas y tecnología del futuro, o sociedades secretas. 

La ciencia-ficción fantástica, o fantasía científica: Este tipo es similar a la alta fantasía pero añadiendo viajes espaciales. La tecnología y la fantasía conviven en la historia. Incluso en un futuro lejano cabe sitio como la magia. Es en la que se recrea una época conocida por todos en un mundo imaginario. Es un subgénero mixto en el que tecnología y ciencia, contienen además rasgos fantásticos como tramas de espada y brujería en otros planetas. 

La fantasía urbana: Son relatos ambientados en el mundo conocido o en otros mundos, aunque siempre con una ciudad como escenario, sobre todo sus rincones más alternativos y clandestinos, en los que se cruzan seres humanos y otras criaturas como demonios, vampiros, o hechiceras. 

La fantasía épica: Encontramos entre sus temas habituales el conflicto entre el bien y el mal, representado en las acciones de los personajes. Uno de sus más grandes exponentes fue Tolkien. Y los autores que le siguieron después, complicaron aún más la trama, no distinguiendo a las facciones buenas y malvadas por su comportamiento, sino por las implicaciones éticas y morales de sus actos. Se destaca dentro de este género su medievalismo en ambientación ya sea en localizaciones, vestuario, costumbres y uso de mitos y leyendas en la trama. Encontramos mundos imaginarios, criaturas sobrenaturales, y uso de magia. Los escritores alargan los relatos en series o sagas de libros, que comprenden la evolución de los diferentes reinos y protagonistas. Existe el héroe o heroína, que comienza la aventura con una visión y creencias que cambiarán a lo largo de su viaje iniciático. Se enfrentará a fuerzas malignas, personificadas en un villano poderoso, y debe vencerlas para preservar el orden natural. A veces el origen del héroe es incierto, siendo elegido por dioses, magia o por los hombres, para salvar su mundo. En ocasiones existe la figura del mentor que le ayuda al comienzo de su tarea; otras, puede ser un amigo o compañero de viaje. Sea como sea, al final suele triunfar sobre el mal y descubrir la verdad de su pasado. Los libros de fantasía épica, incluyen al principio un mapa con la localización imaginaria en la que tendrán lugar los hechos de la narración. Por lo general, una fuerza maligna amenaza el equilibrio de sus habitantes de un modo u otro. Junto a la raza humana, existen enanos, elfos, hadas, y gigantes. Aparecen panteones de dioses nuevos, profecías, oráculos, magos, hechizos. La fantasía heroica: Incluye novelas de espada y brujería, en la que sus protagonistas son guerreros inmersos en una aventura, junto a criaturas fabulosas como dragones o monstruos. El héroe o heroína es más imperfecto, porque presenta rasgos de antihéroe, y debe superar una serie de pruebas o experimentar un viaje hasta encontrarse a sí mismo. 

La fantasía juvenil: Engloba a los autores tradicionalmente clasificados como de ficción juvenil. Por su parte, Italo Calvino ha propuesto una subdivisión del género fantástico en fantástico visionario, con elementos sobrenaturales como fantasmas y monstruos (que incluye como subgéneros a la ciencia ficción, el terror, o la narrativa gótica). 

Lo fantasía mental: O cotidiana, donde lo sobrenatural se realiza todo en la dimensión interior (cabe pensar, por ejemplo, en La vuelta de tuerca de Henry James, o a Marcovaldo del propio Calvino). Y de la presente forma dilecto lector termino este prólogo, dejando cursada la invitación a que disfrute de mi presente libro; sobre el apasionante tema de la literatura fantástica. 

Fin.

EL HOLANDÉS ERRANTE



En una mañana del siglo XVII, cuando una embarcación holandesa que era un buque de varios mástiles y un amplio velamen, navegaba en calma y a buena velocidad hacia Holanda, desde Ámsterdam rumbo a las Indias Orientales; su capitán Willem Hendrick van der Decken, escuchó en sueños una voz que le dijo: “Como resultado de tu soberbia, estás condenado a navegar los océanos por la eternidad con una tripulación fantasmagórica de hombres muertos que traerán la desgracia a todos los que vean su nave espectral, la cual nunca llegará a puerto ni conocerá el descanso. Además, para ti y tus hombres, no habrá bebida ni comida”. Luego el capitán despierta cuando su segundo de a bordo, le fue a avisar que como lo habían previsto, el puerto de Holanda se encontraba a la vista. Ambos marineros salieron a ver tan dichosa noticia, pero en cuanto más se acercaban, el puerto parecía alejarse más. La nave del capitán Willem Hendrick van der Decken, navegaba a excelente velocidad, y el cielo estaba despejado por completo. Pero una angustia creciente se apoderó del capitán al no poder llegar a su destino. Las horas pasaron y la nave no podía llegar al puerto, llegó la tarde y luego la noche, y la tripulación gritaba de miedo, indignación, y consternación. Tanto así que algunos hombres en su desesperación se lanzaron al mar pero perecieron ahogados, y el capitán sospechaba que su condena se estaba cumpliendo. Porque el capitán holandés Willem Hendrick van der Decken era un pirata que hizo un pacto con el diablo, en una noche de luna llena para que su nave fuera la más veloz, pero Dios le da un gran castigo y lo condena a vagar eternamente por los mares sin poder tocar tierra firme; y de ahí recibe su nombre de “El Holandés errante”. Y la visión de este barco es considerada augurio inexorable de mala suerte, ya que quiénes tenían la infame fortuna de toparse con él, estaban condenados a numerosos infortunios. El capitán Willem Hendrick van der Decken, era también un gran comerciante, y la tripulación que estaba a su cargo, le respetaba y temía porque era un hombre muy justo en lo que respecta a la repartición de ganancias y tesoros. Su última conquista fue en las Indias Orientales a las que navegaron para adquirir tesoros, sedas, y tintes orientales, para revenderlos en Holanda. Luego de unos días en los que el mar estaba convulsionado, el capitán Willem Hendrick van der Decken, se dirigió rápidamente de regreso a Europa, para luego tomar curso hacia el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica. Su tripulación aterrorizada por el frente de mal tiempo le pidió que volviera a puerto, pero el capitán sintiéndose indestructible decide continuar la marca y cruzar hasta el Cabo de Buena Esperanza, para tomar un descanso; entonces el capitán se ató al timón y empezó a entonar cánticos sacrílegos. Y uno de ellos rezaba de la siguiente forma: “Desafío al poder de Dios a detener el curso de mi destino y mi resuelta carrera. Ni el mismo diablo despertará mi temor. Aunque tenga que surcar los mares basta el día del juicio”. Los marineros asustados se rebelaron en su contra, pero el capitán en su locura cogió a su líder y lo arrojó por la borda. Las nubes se abrieron, y surgió de entre ellas una luz divina que iluminó todo el puente de proa, y de ella descendió una figura que se enfrentó al capitán, algunos de los marineros pensaron que era Dios o el espíritu santo, y todos los marineros temblaron en cubierta de terror; entonces el capitán saca una pistola y dispara gritando: “¿Quién quiere un viaje tranquilo? Yo no. No te pido nada. Desaparece o te vuelo los sesos”. Y dicha figura le increpó diciéndole al capitán la siguiente maldición: “Tú que pones la ambición al sufrimiento ajeno, de ahora en adelante serás condenado a recorrer el océano eternamente entre tormentas y tempestades. Hiel será tu bebida y hierro candente tu comida. De tus tripulantes sólo conservarás un grumete, al cual le nacerán cuernos, tendrá hocico de tigre y piel de perro marino. Y como te agrada atormentar a tus navegantes, serás su azote, pues te convertiré en el espíritu maligno del mar y tu buque acarreará la desgracia a quien lo aviste”. Y lo condenó a vagar eternamente por los mares entre tormentas y tempestades. Posteriormente la figura celestial despareció, llevándose con ella a toda la tripulación. Y todo aquel que lo vea, morirá. De esta forma “El Holandés errante” se transformó en sinónimo de malos augurios, desastre, y muerte; ya que decían los marinos que al verlo traía el infortunio. Que los navíos encallaban en bajíos inexistentes, o quedaban varados en pleno océano condenando a la tripulación al hambre y la sed. Entonces cuando “El Holandés errante” anunciaba su llegada, agriaba el vino y pudría el agua y las legumbres, alterando su apariencia para engañar a sus víctimas. Además en ocasiones se acercaba al costado de los barcos entregando cartas a los marineros, claro que si alguien leía estas cartas, el navío jamás regresaba a puerto. Este sería el castigo a su condena por haber desafiado a Dios, y haber hecho un pacto con el diablo. Y de esta forma, el capitán Willem Hendrick van der Decken y su buque conocido como “El Holandés errante”, fueron convertidos en fantasmas y condenados a vagar sin rumbo, por los mares hasta el fin de los tiempos. Al llegar a esta parte de África, el mar estaba muy furioso y las olas comenzaron a azotar el barco y amenazaban con volcarlo; además las velas se estaban rasgando ante la acción del viento, y los mástiles se quebraban con la pegada del mar y los vendavales. La tripulación estaba asustada porque en todos sus años de navegación, nunca se había enfrentado a una tormenta tan fuerte y despiadada. Entre los marineros sostenían que esta tormenta era el castigo de Poseidón, y otros pensaban que eran los demonios pálidos de los mares que estaban causando este fenómeno, para reclamar los tesoros y sus vidas. También creían que era que el diablo los había ido a buscar para reclamar sus almas; como ocurrió con la de su capitán. Porque estos hombres de mar que eran temibles piratas, también eran supersticiosos de las viejas leyendas piratas; y en cubierta reinaba un miedo creciente. Por su parte el capitán Willem Hendrick van der Decken pensaba introspectivamente por qué el mar lo estaba tratando de esa forma tan cruel; y angustiado por esto ya que pensaba que él le había cedido al diablo lo más preciado que le hombre tiene: su alma, para que su nave fuera la más veloz e invencible. Entonces se levantó de su mesa, y tomó en sus manos un crucifijo de plata, que estaba colgando encima de su cama, ya que esta valiosa pieza había sido un regalo de su esposa antes de que zarpara de Holanda en rumbo de su última misión. De esta forma el capitán apretó con fuerza el crucifijo y empezó a maldecir con furia: “¿Dios, me estás castigando por haberle dado mi alma al diablo?, ¿ésta es tu manera de retarme, y de castigarme, y humillarme para demostrarme que eres superior a mí, y que debo someterme a tu voluntad cuando lo único que deseo yo es regresar a mi natal Holanda? Por favor, déjame seguir mi camino, y déjame a mí y a mis hombres en paz, ya que yo tengo el derecho de hacer tratos, con quién mi espíritu lo desee.” Luego el capitán Willem Hendrick van der Decken se dirigió corriendo hacia la puerta del camarote, la abrió y subió corriendo las escalaras que llevaban hasta la cubierta que era todo un espectáculo de terror, ya que caían rayos en el mar, la tempestad no cesaba, las olas inundaban la nave que apenas se mantenía a flote, y sus hombres pereciendo arrastrados por el agua. Entonces corrió hacia la zona del timón, y apuntando hacia el cielo con el crucifijo de plata en sus manos exclamó a Dios: “Tú no podrás detenerme, porque soy el amo de los mares e incluso el mismo diablo me tiene miedo. Malditos sean los dos pares de cobardes. Ambos se inclinan a mis pies, cuando mi embarcación navega por los océanos del mundo. Ninguna tempestad, Dios o demonio podrá frenarme”. Luego el capitán en su desesperación, lanzó la cruz al mar mientras de su garganta, salía una carcajada de burla hacia el Dios que no iba a frenar su rumbo a Holanda, y la conquista de la tormenta. Posteriormente dirige su vista hacia la parte inferior de la embarcación, notando que sus hombres lo miraban con un miedo casi reverencial. Entonces el capitán Willem Hendrick van der Decken se dio cuenta de que las aguas ya empezaban a calmarse, y los vientos disminuían su intensidad. Además salía un brillante sol y en alta mar se respiraba una sensación de absoluta calma. La algarabía inundó a la tripulación, y el capitán sonrió al sentirse vencedor en la batalla contra Dios, que parecía no tan poderoso. Luego el holandés y su tripulación, continuaron su viaje rumbo a Holanda sin mayores sobresaltos. Pasaron los años y las décadas, para posteriormente seguir en centurias y siglos. Y los marineros del capitán Willem Hendrick van der Decken fallecieron poco a poco al igual que su capitán, que fue bautizado como “El holandés errante”, porque nunca pudo tocar puerto y estuvo condenado a vagar por los mares del mundo, con una tripulación que era despojo, tristeza y muerte. Y cuenta la leyenda de que cuando un barco se topa con “El holandés errante”, lo observa durante unos minutos, y se pierde en la bruma del océano.  

FIN.

ALEJANDRO EL GRANDE


“Hay tantos mundos y aún no he conquistado ni siquiera uno”. 
Alejandro Magno.




En Macedonia, Olimpia de Epiro y Filipo II tienen un hijo llamado Alejandro. Y desde su infancia su padre lo educó con lo que fue su formación militar. Y su educación estaba dirigida por Leónidas, un maestro macedonio que daba clases a los hijos de la alta nobleza, iniciándolo en el ejercicio corporal. Su profesor de letras fue Lisímaco, que le hacía leer a los poemas homéricos, y la Ilíada, además de Heródoto y a Píndaro. Según el relato de Plutarco, el padre de Alejandro Magno, Filipo II, le compró un caballo que nadie podía domar ni montar, pero Alejandro Magno logró domarlo y lo llamó Bucéfalo. Según el historiador antiguo Calístenes, Alejandro Magno participó triunfantemente durante su adolescencia en los Juegos Olímpicos por petición de su padre, ganando muchas victorias en las competencias de carros. También le encomendó a Aristóteles su formación intelectual, a los 13 años estuvo bajo su tutela. Siendo este último el filósofo que más influyó en las ramas de filosofía y ciencias, siendo su maestro durante cinco años, en un retiro en la ciudad de Macedonia de Mieza, dándole una formación intelectual y científica en: Filosofía, lógica, metafísica, estética, ética, política, y biología. Y por esta formación su padre lo asoció a tareas del gobierno nombrándolo regente. Siendo Alejandro Magno ya el sucesor de su padre, decide seguir el plan de las polis griegas: Conquistar Persia como venganza y conquistar de esta forma las ciudades costeras de Asia Menor y las islas del mar Egeo. Con este triunfo Alejandro Magno logra consolidar la frontera de los Balcanes, y la hegemonía macedonia sobre las ciudades-estado de la antigua Grecia, terminando la rebelión de la muerte de su padre. En lo que se llamó el Período Helenístico del año 323 a. C. En lo que se llamó el Período Helenístico del año 323 a. C. Alejandro Magno sentía un gran respeto por los filósofos, el arte, y la cultura de Atenas, entonces luego de haber enviado cartas, decide dejar fuera a su ejército y entrar acompañado de algunos amigos los hetaroi. Una vez en Atenas, Alejandro Magno recibe el título de hegemón, vale decir el gobernante de toda Grecia, consolidando así su hegemonía macedónica, para luego decidir conquistar el imperio persa. Alejandro Magno en el año 324 a. C. se casa en sus bodas de Susa con Barsine-Estátira una de las hijas del rey persa Darío III, pidiéndole la mano a su madre, que era la hija del último soberano aqueménida, y también casó a su hermana Dripetis, con su amigo y mano derecha Hefestión. En su avance hacia la India, y luego de haber impuesto un nuevo orden en Bessos el asesino del rey Darío III es arrestado por sus propios cortesanos y entregado a Ptolomeo, general amigo de Alejandro Magno, para ser ejecutado, terminando con esto la persecución para su ejecución. Derrotó al rey Poros en la batalla de Hidaspes en el año 326 a. C. para luego regresar a Babilonia. En su avance hacia la India, derrotó al rey Poros que controlaba la región de Panjab, en la batalla de Hidaspes, el año 326 a. C. y tras la batalla Alejandro Magno se impresionó por la valentía de Poros que hizo una alianza con él nombrándolo Sátrapa de su propio reino, añadiendo tierras nuevas; y de esta forma Alejandro Magno fundó dos ciudades que llamó Bucéfala en honor a su caballo muerto en la batalla de Hidaspes. Para luego regresar a Babilonia. Posteriormente Alejandro Magno viajó a Egipto, en donde fue muy bien recibido por los egipcios, como un salvador y libertador. La cultura de Egipto lo impresionó porque los egipcios le dedicaron testimonio grabado en pueda, y además Alejandro Magno le hizo ofrendas al dios Amón, vistiendo la indumentaria de faraón. Ya que los egipcios lo apoyaron en su lucha contra los persas, que habían dominado Egipto, hasta la llegada de Alejandro Magno. Y en Egipto se interesó por el templo de Zeus-Amón, ofreciendo sacrificios al dios Apis, para ser divinizado como Horus. En el año 331 a. C. Alejandro Magno con su ejército macedonio invadió Persia, entrando a Susa y a Persépolis, (capital del imperio Aqueménida). En el año 331 a. C. Alejandro Magno fundó la ciudad de Alejandría, al oeste del río Nilo en Egipto. Los motivos de su fundación fueron económicos y culturales, y se le concedió la corona de dos reinos siendo nombrado faraón en Menfis, en el año 332 a. C. En el año 334 a. C. Alejandro Magno en la conocida batalla de Issos, conquistó por segunda vez a los persas, en donde es asesinado el rey Darío III; entonces Alejandro Magno le rinde un funeral real, y le promete a su familia perseguir a sus asesinos. Después Alejandro Magno cruza el Helesponto rumbo al Asia Menor en el año 334 a. C. y empieza la conquista del imperio persa, que estaba regido por Darío III. Para esta empresa, preparó un ejército de macedonios, y en el año 334 a. C. Se lanza con 40.000 hombres contra Persia. Luego de haber conquistado Persia, Alejandro Magno le propuso matrimonio a Barsine, que era una de las hijas de Darío III, pidiendo antes su mano a su madre. Y el comandante y amigo personal de Alejandro Magno, Hefestión se casó con Dripetis, realizando ambas bodas en conjunto para eliminar diferencias entre vencedores y vencidos, y mostrar la mezcla de las etnias. Ante esto el rey Darío III envió propuestas de negociación que Alejandro Magno rechazó. En el año 335 a. C. Alejandro Magno demostró su destreza estratégica y militar viajando 600 kilómetros hacia Tesalia, que ya había sido conquistada por Filipo II, y luego viajó hacia el Ática; para luego pasar por Atenas. Alejandro Magno mantenía un respeto a los templos de las ciudades conquistadas, como rasgo de su ferviente religiosidad. Pero no todo fue maravillas en la vida de Alejandro, ya que su ascenso al trono fue difícil porque su padre lo consideró un hijo adúltero. Su padre se casó en segundas nupcias y ese hecho hizo enfurecer a Alejandro Magno, ante esta situación familiar su madre decide exiliarse en Epiro con su madre Olimpia, y las amistades de Alejandro Magno también fueron exiliadas por una posible conspiración; pero finalmente el padre de Alejandro Magno, Filipo II, lo perdona, pero es asesinado, en el año 336 a. C. por orden de Pausanias, un capitán de su guardia, que había conspirado con Olimpia. Entonces Alejandro Magno toma el poder eliminando a los adversarios que pudiesen reclamar el trono, asegurándose de que no quedara ningún heredero, y así gobernó Macedonia a la edad de veinte años. En el año 338 a. C. Alejandro Magno dirigió la caballería macedónica en la batalla de Queronea, siendo nombrado en ese año gobernador de Tracia. En lo que respecta a la religión de Alejandro Magno, sus convicciones eran la del tradicional politeísmo de la Grecia clásica, la de la Eusébeia, que era según Platón: “El cuidado que los hombres tienen de los dioses”. Con ritos propiciatorias y sacrificiales que garantizan la relación satisfactoria entre hombres y dioses; porque Alejandro Magno era un hombre muy religioso que hizo sacrificios y ofrendas a los dioses olímpicos, como a Poseidón, Ares, y Atenea. Tras cada victoria Alejandro Magno sacrificaba animales a los dioses en general, dedicándoles procesiones y competiciones gimnásticas. Entre ellas destacan la ofrenda que le hizo a Atenea tras la victoria sobre los persas en el Gránico. En su reinado Alejandro Magno, dedica los primeros años de este a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, porque estos pueblos habían aprovechado la muerte de Filipo II para rebelarse. Claro que Macedonia había pasado de ser un reino fronterizo, pobre, y desdeñado por los griegos, a un territorio que, tras el reinado de Filipo II, se consideraba como parte de la hélade, siendo un poderoso estado militar con un gran ejército experimentado que dominaba indirectamente a Grecia por la Liga de Corinto. En tanto que tras la muerte de su padre Filipo II se pensó que algunas ciudades griegas, se revelarían en contra de Alejandro Magno, por la aparente debilidad de la monarquía macedonia, entonces Alejandro Magno, debería mantener el control de las ciudades, y para esta empresa reclutó mercenarios de las ciudades para su campaña en Persia. En la batalla de Gaugamela a orillas del río Tigris, el rey persa Darío III con su numeroso ejército le hace frente a Alejandro Magno, pero es derrotado por el genio militar de Alejandro Magno que con su reinado cambió la estructura política y cultural conquistando el imperio aqueménida. De esta forma Alejandro Magno con su ejército logró entrar en Babilonia. Y con esto dio inicio a una época de gran intercambio cultural, porque los griegos se expandieron por los ámbitos mediterráneos y proximoriental. A lo largo de la vida de Alejandro Magno su imperio se extendió desde Grecia, hasta el valle de Indo por el este, y hasta Egipto, donde fundó la ciudad de Alejandría. Ya que Alejandro Magno, fue un gran fundador de ciudades, porque llegó a construir setenta de ellas, de las cuales cincuenta llevaban su nombre. Y el reparto de su imperio, estuvo a cargo de sus generales, los diádocos o sucesores, que iniciaron una lucha despiadada por la supremacía de su imperio, en una serie de reinos que abarcaría el Egipto Ptolemaico, el Imperio seléucida y la Macedonia antigónida. Pero con el tiempo hubo intentos por mantener unificado el imperio macedónico, y este acabaría por dividirse en varios reinos independientes que fundaron sus dinastías. Entre ellas estaba a dinastía Tolemaica, a cargo de Tolomeo, gobernante de Egipto. Estaba también la dinastía Antigónida, con centro en Macedonia, con Demetrio como rey. Esta dinastía conquistó Grecia. Y finalmente la dinastía Seléucida, con base en Mesopotamia y Siria; teniendo como gobernante a Seleuco que domino Asia. Luego Alejandro Magno tras asegurar el orden en el sureste de Europa, dejó a Antípatro al mando de sus dominios; preparó 160 embarcaciones, armamento y con su ejército de los 40000 soldados y mercenarios, cruzó rumbo a Asia Menor para iniciar la conquista del imperio Persa; ya que deseaba liberar a las ciudades griegas de la zona de Jonia, que estaban bajo el dominio persa en Asia Menor. Y la primera contienda se hizo en el territorio asiático, siendo la batalla del Gránico, en el riachuelo Gránico, luchando contra los helenos comandados por Memnón de Rodas y su ejército de persas en la vanguardia, y mercenarios griegos por la retaguardia, logrando con esto Alejandro Magno una gloriosa victoria contra Persia. Porque Alejandro Magno, fue el mayor de los iconos culturales de la antigüedad, y un hombre adelantado a su tiempo destacado como el más heroico de los más grandes conquistadores, destruyendo la estabilidad creada por los persas. En Alejandro Magno se daban dos condiciones personales: El genio militar, y la habilidad política, que lo convirtieron en el más grande conquistador de la antigüedad, unificando culturalmente al mundo mediterráneo oriental bajo la hegemonía de Grecia. Sus dominios se extendías por tres continentes: En Europa poseía Macedonia, Grecia, y Tracia. En África la Cirenaica y Egipto. En Asia desde la jonia Helena en el oeste hasta el Punjab en el norte de la India. Pero todo su legado de conquistador, se perdió con su muerte por envenenamiento a la edad de 33 años, en su palacio de Nabucodonosor II de Babilonia por parte de Yolas, que era su copero personal. Según Plutarco, la última semana de vida de Alejandro Magno, la pasó en baños de inmersión para curarse y de esta forma, sacrificar a los dioses, según las tradiciones griegas. Su cuerpo se colocó en un sarcófago antropomorfo de oro, puesto en otro ataúd de oro, cubierto con una manta púrpura. Y pusieron este ataúd junto con su armadura en un carruaje dorado que tenía un techo abovedado con peristilos jónicos, con una decoración muy lujosa. Se construyó encima un templo dorado, con columnas jónicas de oro entrelazadas con acanto, contando con un techo abovedado de escamas de oro con joyas, con una corona de olivos. En cada esquina estaba una Victoria, que sostenía un trofeo. La cornisa de oro de abajo, estaba grabada con testas de íbice, de las que pendían anillas doradas, que sustentaban una guirnalda brillante y policroma. Había borlas en los extremos, y de estas pendían grandes campanas de timbre diáfano y resonante, y bajo la cornisa estaba pintado un friso. En el primer panel Alejandro Magno aparecía en un carro de gala, con un cetro espléndido en sus manos, con guardaespaldas macedonios y persas. En el segundo estaba un desfile de elefantes indios de guerra; y en el tercero la caballería de combate y la flota. Los espacios entre las columnas estaban cubiertos por una malla dorada que protegía del sol y de la lluvia el sarcófago tapizado. Tenía también una entrada guardada por leones de oro, y los ejes de las ruedas doradas acababan en cabezas de león cuyos dientes sostenían lanzas. La estructura era acarreada por 64 mulas, que en tiros de 4 con 4 yugos. Cada mula contaba con una corona dorada, un cascabel de oro colgado de cada quijada, y un collar incrustado de gemas. Y el llamado sarcófago de Alejandro Magno, se encuentra en Estambul; y muestra a Alejandro Magno y a sus compañeros cazando y luchando contra los persas. Porque Alejandro Magno llegó a ser el hombre más poderoso de la tierra. 

 FIN.

EL GRAN ESCAPISTA


“Mi trabajo me ha dado un profundo conocimiento sobre las ilusiones y muchos años de experiencia en mostrarlas a personas de todo tipo”. 
Harry Houdini.




 El 24 de marzo de 1874, llegó al mundo uno de los artistas que con el tiempo sería, recordado como uno de los mayores magos y escapistas de la historia, Erik Weisz, conocido mundialmente como Harry Houdini. Quien de niño y para ayudar a su familia, empieza tempranamente a trabajar vendiendo periódicos y lustrando zapatos. Un día su padre el rabino Mayer Samuel, le presenta al doctor Lynn, un mago viajero, del cual el joven Erik se interesó apasionadamente por el arte de la actuación. Y cuando tenía nueve años, Erik y sus amigos formaron un pequeño circo, actuando el 28 de octubre de 1883 con el nombre de The Prince of the Air, debutando el pequeño Erik como contorsionista y trapecista. Posteriormente el joven Erik se marchó de su casa en busca de fortuna con circos y espectáculos ambulantes. Durando un año fuera de casa, y regresó a ella cuando su familia se había trasladado a Nueva York, y contando con trece años de edad empieza a aprender tempranamente los misterios de la magia; y además a competir en natación. Entonces el joven Erik estudiando las artes de la magia, consigue un libro llamado de memorias llamado The Memoirs of Robert-Houdin, que convirtió en su ídolo; y de esta forma el joven Erik decide utilizar el apellido del mago, añadiéndole una i para indicar el parecido a Houdini. Claro que sus inicios en el mundo del espectáculo fueron en 1882 como trapecista, pero finalmente se dedicó a la magia. Siendo un profesional en todas las ramas, y adquiriendo fama por sus escapismos imposibles, gracias a la gran resistencia física que adquirió por la rigurosa disciplina de la natación, y el atletismo. Su dedicación profesional a la magia, lo convirtió en un erudito en la historia de la magia, que la concebía como un espectáculo en sí mismo y demostró sus habilidades para liberarse del interior de cajas fuertes arrojadas al mar, de camisas de fuerza colgado boca debajo de rascacielos, de diversos tipos de esposas, cuerdas, baúles cerrados con candados y cadenas de cualquier tipo. Uno de los escapes clásicos del joven Houdini, es “la Metamorfosis”, que consistía en que el escapista era atado e introducido dentro de un saco, y a su vez dentro de un baúl; todo ello era atado y sujeto con fuertes candados. Entonces una ayudante subía encima del baúl, levantaba una cortina y al instante siguiente la cortina la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que ocupaba la ayudante. Posteriormente se abría el baúl y se desataba todas las cuerdas del saco, para mostrar a la asistente dentro de la caja. Y tan famosa ayudante en el número de la metamorfosis era Beatrice Rahner, quién posteriormente sería la esposa de Harry Houdini. Sus habilidades para liberarse de ataduras con esposas, cadenas con candados, y otros números complicados encantaban al público. Así que de esta forma Houdini realizó un viaje por Europa, con mucho éxito y aumentando así su propia leyenda. Uno de sus grandes números consistía en presentarse en una ciudad, ante el jefe de policía local, o en la prisión, visto por un grupo de periodistas. Proponía su reto que era publicado en los periódicos, y luego comentado en la ciudad. Entonces el escapista era encerrado, atado o encadenado, y al liberarse su reto obtenía promoción en la prensa. Con esto aumentaba su imagen y percepción de sus hazañas. También dentro de sus logros que ofrecía estaba el de ser examinado desnudo para que probaren en él nuevos candados, grilletes, esposas, o dispositivos fabricados por la gente del lugar, logrando salir siempre airoso en este tipo de demostraciones peligrosas. Houdini con esto es considerado el mejor escapista de todos los tiempos, y precursor de muchas de sus hazañas y retos. Logró escapar de cuerdas, cadenas, camisas de fuerza, todo tipo de esposas, barriles, cajas, baúles, bidones, bolsas, sacos, ataúdes, jaulas, y habitaciones cerradas. El público que tenía deseaba que triunfara y que fallara, porque la sensación de peligro inminente estaba presente en cada uno de sus números. Y ante eso el público parecía emocionarse más cuando la hazaña se hacía a la vista. De esta forma algunos de sus escapes, se convirtieron en clásicos, como el de la camisa de fuerza, y otros los hacía en secreto detrás de una discreta cortina, donde sus ayudantes no podían entrar, pero tampoco nadie del público podía ver sus técnicas secretas. En algunos escapes demoraba unos pocos minutos, y en otros llegó a tardar más de una hora. Harry Houdini empezó con el tiempo a inventar nuevos retos y desafíos como parte de su espectáculo en teatros, con el afán de conseguir lo imposible y causar más sensación. Uno de sus retos fue el bidón de leche; que consistía en un angosto bidón relleno de agua en el que era sumergido completamente y del que escapaba tras unas cortinas, fuera de la vista del público, que le pedía contener la respiración tanto como él mientras intentaba escapar, a la vez que un gran reloj mostraba el paso de los minutos. Y el número consistía en que solía escapar al poco de entrar, a veces se sentaba un rato, leía le periódico mientras que la orquesta tocaba música, para darle más emoción el número; entonces levantaban la cortina y aparecía Houdini, culminando el número de una forma triunfante. Ahora para lograr la perfección en sus números el gran escapista Houdini hizo algo que es común en escapistas y especialistas en retos y proezas físicas: logró entrenar hasta el límite. Se sumergía en una bañera de agua llena de bloques de hielo. Y con la práctica pudo aguantar hasta tres minutos sin respirar. Esta habilidad le permitiría enfrentarse a muchos retos, mejor preparado que cualquier persona, en incluso atletas; porque estas hazañas son el resultado de una fuerza física, habilidad y técnicas casi sobrehumanas. Y con estas habilidades, el gran Houdini se obsesionó con la muerte; ya que casi todos sus retos supusieron un enfrentamiento directo con un riesgo mortífero, desafiando un peligro real que cautivaba al público, de tal forma que algunos espectadores abandonaban la sala antes de que terminara el espectáculo. Y con esto muchos de sus retos tenían como protagonista precisamente la inversión en agua, en los que el gran escapista terminaba burlando a la muerte. Otro de sus grandiosos números fue la Cámara de Tortura China, que consistía en un gran acuario en donde era sumergido; colgado boca abajo por los pies, y de donde escapaba al cabo de interminables minutos. Y lo último que se veía antes de que lo cubriera una cortina, era su cara sumergido y golpeando el cristal. Una vez que el gran escapista Houdini alcanzó la fama de estrella internacional, fue mejorando y modificando sus números cada vez más, promocionándolos como muestra de coraje y valor. Se lanzaba atado desde puentes, era sumergido en cajas cerradas, y siempre emergía triunfante y victorioso. Una de sus proezas que congregaba a mucho público, era la de escapar de una camisa de fuerza suspendido boca abajo, colgando de una cuerda en una gran grúa. Esta hazaña la realizó en Nueva York y en Washington, además de otras ciudades. Claro que el costo humano que debía pagar era alto, ya que terminaba adolorido, así que el gran escapista Houdini, empezó a buscar otras salidas artísticas para entretener a su público. De esta forma montó un espectáculo propio en Broadway, con un número que consistía en la desaparición en el escenario de un elefante. También quiso ser recordado como uno de los pioneros en la aviación, siendo la primera persona en volar por Australia. Con el tiempo Houdini incursionó en el cine, participando en películas de acción como protagonista; pero como actor cinematográfico, no tenía el mismo talento que como escapista; ya que en el cine sus escapes el público los consideraba trucos de cámara, y no eran tan efectivos como en directo. Y siguiendo la veta cinematográfica, Houdini probó suerte como empresario de la industria del cine, pero luego abandonó esta empresa. También escribió algunos libros describiendo sus hazañas, y completó una gran biblioteca personal con libros sobre magia de todas las épocas, siendo considerado un escéptico en estas materias. La última parte de su carrera Houdini la dedicó a desenmascarar a los falsos espiritistas; ya que los avances en ciencias, la electricidad, y el cambio de siglo produjeron un resurgimiento de las ciencias de lo paranormal: siendo éstas cuestiones poco entendidas, pero misteriosas y fascinantes para el gran público que llenaban los salones de espectáculos para ver a los espiritistas. Porque el gran escapista Houdini, nunca creyó en el espiritismo, y se enfureció cuando una médium intentó contactar con el espíritu de su fallecida madre, ya que el mensaje que le transcribió estaba en inglés y su madre hablaba alemán, húngaro, y yidis. Como el gran Houdini dedicó años de su vida luchando contra lo paranormal, diseñó un reto definitivo posterior su propia muerte, que ocurrió el 31 de octubre de 1926, a la edad de 52 años, causada por una peritonitis. Entonces el gran escapista Houdini creó un código secreto que compartió con su esposa Bess consistente en diez palabras secretas. Si alguna vez se contactaba alguna médium desde el más allá, el gran Houdini usaría estas palabras, de modo que su esposa Bess pudiera tener la certeza de que el contacto sería genuino. Ante esto diversos espiritistas aseguraron haber entrado en contacto con el espíritu de Houdini, especialmente Arthur Ford; claro que su mujer Bess nunca recibió el código secreto, porque todo esto fue una empresa sin éxito. Con el tiempo pasaron diez años, y su mujer Bess celebró una última sesión sin éxito alguno, apagando una vela que simbólicamente había mantenido encendida junto a la fotografía de Houdini. De esta forma, el 31 de octubre de 1926, fallece a causa de una peritonitis, una de las leyendas de la magia de todos los tiempos, Houdini, quién pudo escapar de todas las trampas, menos de nuestra imperdurable memoria. 
 FIN

EL DESTRIPADOR

“En mi próximo trabajo le cortaré la oreja a la dama y se la enviaré a la policía para divertirme. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas”. 
Jack el Destripador. 



 A mediados del siglo XIX, en el año 1888, en Londres en el barrio de Whitechapel (East End) de clase baja, había sobrepoblación por el flujo de inmigrantes irlandeses, judíos del este de Europa y de la Rusia imperial. Esto repercutió en el decaimiento del empleo y calidad de vida en donde abundaba el alcoholismo, la pobreza, la violencia, el antisemitismo, el racismo, la delincuencia, y la prostitución, se cometieron cinco asesinatos, adjudicados a un asesino serial que la policía Metropolitana de Londres junto con Scotland Yard no llegó nunca a identificar. Pero los registros incluyeron seis crímenes más en Whitechapel entre los años 1887 y 1891, atribuidos a “Jack el destripador”. A pesar de haber investigado a trescientos sospechosos la investigación policíaca resultó ineficaz para descubrir al asesino serial. A raíz de estos homicidios se realizó un comité ciudadano encargado de patrullar las calles de Whitechapel, para tratar de capturar al asesino serial, pero toda esta empresa fue sin éxito alguno porque nunca se pudo determinar la identidad de “Jack el destripador”; surgiendo teorías y sospechas por parte de la policía y también por parte de la prensa, para determinar los conocimientos quirúrgicos, profesión, y salud mental del asesino en serie; que le envió tres cartas firmadas por el asesino a la policía, en las que se burlaba de las investigaciones, y amenazó con seguir asesinando a las meretrices. Por consiguiente una de las cartas estaba firmada por “Jack el destripador”, de ahí que la policía y la prensa lo empezó a llamar de esa forma. La policía Metropolitana de Londres, en el año 1888 estimó que había 62 burdeles y 1200 meretrices en el barrio de Whitechapel, que tenía muy mala reputación debido a ser un barrio de clase baja, y en el cual la policía Metropolitana de Londres identificó a 11 homicidios ocurridos entre abril de 1888 y febrero de 1891. Claro que no existía certeza para determinar que todos los homicidios habían sido obra del mismo asesino serial, cinco de ellos tenían elementos en común, atribuidos a “Jack el destripador”, por presentar cortes en la garganta, mutilaciones genitales, y abdominales, extirpación de órganos y desfiguración del rostro. De esta forma estos cinco asesinatos se denominaron “los cinco canónicos”. La primera víctima fue Mary Ann Nichols, encontrada el viernes 31 de agosto de 1888 en la calle Durward del barrio Whitechapel. Tenía dos cortes en la garganta, el abdomen rasgado y además presentaba incisiones hechas por la misma arma, que se dedujo que era un cuchillo. La segunda víctima fue Annie Chapman. Apareció el 8 de septiembre en la calle Hanbury Spitalfields (del barrio de Whitechapel), presentando cortes en la garganta, y el vientre apuñalado y le fue extirpado el útero. La tercera víctima fue Elizabeth Stride en el 30 de septiembre de 1888 en la calle Henriques, presentando un corte izquierdo en el cuello. La cuarta víctima fue Catherine Eddowes también encontrada el domingo 30 de septiembre de 1888 en Mitre Square, con la garganta cortada y con incisiones en el abdomen, además le habían extirpado el riñón izquierdo y el útero. Y la quinta y última víctima fue Mary Jane Kelly aparecida con el cuerpo mutilado y destripado en Miller's Court, Spitalfields, a las 10:45 a. m. del viernes 9 de noviembre, presentando un corte en la garganta hasta la espina dorsal, ya que le habían extraído todos los órganos abdominales, y el corazón. Estos cinco asesinatos canónicos como los llamó la policía fueron llevados a cabo durante la noche. Y se pudo apreciar que cada asesinato era más severo que el anterior. Estos cinco homicidios fueron llamados “los cinco canónicos”; pero el expediente del barrio de Whitechapel incluyó otros cuatro asesinatos ocurridos después de “los cinco canónicos”. Ya que la policía halló a la primera víctima llamada Rose Mylett, en Clarke's Yard, calle High, Poplar, el 20 de diciembre de 1888, que fue estrangulada. Posteriormente el 17 de julio de 1889, aparece la segunda víctima Alice McKenzie en Castle Alley en el barrio de Whitechapel; con una herida en la carótida izquierda, contusiones y cortes. Este macabro hallazgo no se incluyó como una continuación de “los cinco canónicos”. La tercera víctima que apareció en Whitechapel no se pudo identificar por estar decapitada, y con las piernas amputadas, encontrándose su torso mutilado en la calle Pinchin, el 10 de septiembre de 1889. Y finalmente la última víctima del expediente de Whitechapel, se halló el 13 de febrero de 1891 en la calle Swallow Gardens, con su cuerpo intacto y con un corte en la garganta. Aparte de “los cinco canónicos”, y los otros asesinatos se le atribuyeron más crímenes a “Jack el destripador”, como el caso de Fairy Fay, hallada el 26 de diciembre de 1887 con una estaca en el abdomen. De manera fortuita también hubo sobrevivientes de los ataques de “Jack el destripador”, como fue el caso de Annie Millwood que el 25 de febrero de 1888 sobrevivió; y llegó a la enfermería de la workhouse de Whitechapel con puñaladas en las piernas y en el abdomen, muriendo el 31 de marzo por causas naturales. También se cuenta el caso de Ada Wilson, que sobrevivió a dos puñaladas en el cuello el 28 de marzo de 1888; y también Annie Farmer, que presentó un corte superficial en el cuello el 21 de noviembre de 1888. Curiosamente se halló a una víctima de sexo masculino, que fue John Gill, un niño de siete años el 29 de diciembre de 1888 en Manningham, Bradford, con las piernas heridas y una oreja amputada, el abdomen seleccionado y le había extraído los intestinos y el corazón. La prensa atribuyó este crimen a “Jack el destripador”, porque la policía no pudo procesar a ningún sospechoso. Porque los documentos policíacos sobre los asesinatos en Whitechapel consistían en recabar información por medio de un grupo de oficiales que iba de casa en casa para sondear a los vecinos; al mismo tiempo que el material forense era analizado, y cuando se identificaba a los sospechosos, la investigación se hacía más a fondo y se procesaba o descartaba a estos últimos, ya que este ha sido el método usado en las investigaciones policíacas contemporáneas. Y en relación a los asesinatos de Whitechapel la policía entrevistó a más de dos mil sospechosos, investigó a trescientos, y detuvo a ochenta. Toda esta investigación estuvo a cargo del inspector Edmund Reid. Ahora el comisionado de la policía Metropolitana Charles Warren, nombró a Donald Swanson como el coordinador de las investigaciones de Scotland Yard. Pero como sus investigaciones no dieron los resultados esperados, un grupo de ciudadanos del East End de Londres empezó a patrullar las calles bajo el nombre de “Comité de Vigilancia de Whitechapel”, para encontrar a posibles sospechosos de los asesinatos. Se contrató a detectives privados para entrevistar a los presuntos testigos, y el gobierno británico ofreció una recompensa a cambio de la información sobre el asesino. Por el tipo de heridas de las víctimas se sospechó de carniceros, cirujanos, y médicos. Según un reporte del inspector Donald Swanson se visitaron 76 carnicerías, y mataderos investigando a sus empleados por seis meses, sin obtener ningún resultado. Para reforzar la investigación se le pidió al médico forense Thomas Bond que evaluara las heridas, y así poder determinar los conocimientos quirúrgicos del homicida; logrando precisar que los cinco asesinatos fueron obra de la misma mano. En las primeras cuatro víctimas las gargantas parecen haber sido cortadas de izquierda a derecha, y en la última por la extensa mutilación, no se pudo determinar la dirección del corte fatal. Las circunstancias de los asesinatos deducen que las mujeres estaban recostadas cuando fueron asesinadas, y en todos los casos el asesino cortó primero la garganta. El médico forense Thomas Bond descartó la idea de que el asesino fuera médico o que contara con conocimientos científicos o anatómicos, argumentando que debía tratarse de un hombre solitario, con manía homicida o erótica e hipersexual, por el tipo de mutilaciones. Señaló también que el impulso homicida estaba determinado por alguna condición mental de venganza o melancolía, o una manía religiosa, como posibles hipótesis especulativas. En base a estas investigaciones, se determinaron teorías especulativas sobre la identidad de “Jack el destripador”, y una de ellas señalaba que el asesino debía vivir en Whitechapel y tener un empleo estable; porque los crímenes ocurrieron en fines de semana próximos a fechas festivas y en calles cercanas entre sí. Se especuló también que el responsable podría ser un hombre culto y de clase alta, posiblemente un doctor o aristócrata que había llegado a barrio de Whitechapel, procedente de un sector más opulento. Claro que hasta nuestros días, el caso de Jack el destripador, continúa creciendo, y se siguen buscando nuevas pistas para dar con la identidad del asesino en serie, más famoso de todos los tiempos. FIN.

sábado, 12 de mayo de 2018

EL PRÍNCIPE SUPREMO

ESTUDIO DE ESTÉTICA Y LITERATURA

«Discutir la naturaleza y la significación de la experimentación estética sería demasiado largo. Basta aquí con sugerir que las mejores obras de arte, sean literarias, plásticas o musicales, nos proporcionan algo más que un mero placer; nos informan respecto a la naturaleza del mundo.»
Aldous Huxley



En el presente libro, planteo mis teorías literarias de lo que sería escribir y crear un cuento, recogiendo elementos propiamente tales de lo que es la historia en sí, pero dilecto lector, establezco el objetivo parámetro, de que no intercalo en el desarrollo de mi pluma, la ficción. Porque en lo que es la escritura y construcción de un relato o cuento, encontramos una expresión con dos acontecimientos: El artístico, el cual constituye el aspecto estético; y el temático que contiene la esencia de lo que el escritor desea comunicar. Por consiguiente, en la construcción de un relato, concurren dos procesos lingüísticos que se articulan e integran: La forma y el sentido. O sea son planos narrativos, en los que en la forma el escritor organiza los distintos elementos estructurales para conformar la trama; y en el sentido el escritor realiza las operaciones lingüísticas necesarias para darle al cuento la estética. Y estos conceptos llevados al plano de la narrativa, significa la historia que estamos contando, y por otro lado el placer de la propia lectura. La estética del discurso narrativo, tiene que seducir al lector, y su importancia está en que es su primer punto de contacto con la historia, porque invita al placer de la lectura, para sumergir al lector, en el segundo plano, el fondo, vale decir el sentido del relato. Álvarez Espino y Góngora Fernández plantean que la obra de arte es producto fundamentalmente del talento y de la imaginación. Y reconocen que sin la ayuda de los procedimientos técnicos resultaría imposible abarcar la perfección. Y es pertinente citar que el estudio de la literatura, es determinado por la gran academia. Porque el conocer los secretos resulta útil para acercarse al ideal de perfección estética. Ahora bien, para dar una definición de experiencia estética, es pertinente citar que es un modo de encuentro con el mundo, con los objetos y situaciones ya sean naturales y creadas por el ser humano; que produce a quien lo experimenta un placer. Un conjunto de emociones y un tipo de conocimiento que puede considerarse de tipo estético, como la atención activa y la apertura mental. Jauss plantea que la literatura se considera como un fenómeno pensado para el lector, vale decir para el receptor, porque la recepción ha estado presente en casi toda la teoría literaria del siglo XX. Ateniéndome a lo que es el principio de lo que es la teoría literaria, vale decir una disciplina general, descriptiva, que se ocupa en literatura; supeditado a lo que es la historia de la literatura, por eso es que yo recojo elementos de la historia en lo que es la fabricación y escritura de un cuento. Y si hablamos de literatura, y sus obras abarca las significaciones en tres orientaciones científicas y metodológicas, que son convergentes y complementarias: La dimensión filosófica, preceptiva e histórico-crítica. Pero mi intención de escribir la lana, no va por el lado de la filosofía, sino por el planteamiento de lo que es la literatura, con acercamientos a la historia, en lo que es la confección de un cuento; y del presente libro. Porque la escritura es un fenómeno netamente personal, subjetivo y heterogéneo, y además profundamente social y cultural.  Ya que el libro es un dispositivo estético que privilegia la lectura, y la estética literaria no se encuentra en la lectura de la documentación, sino en el trabajo que el escritor realiza de la planeación de su obra, siendo fundamental la recepción de su obra en el receptor, o más bien dicho, en el lector. Al definir la dimensión filosófica, tiene su carácter teórico y propone la identificación y formulación de los principios estéticos que deben inspirar la obra literaria. Porque la base filosófica, da a los estudios literarios la solidez teórica y la racionalidad didáctica. El enfoque preceptivo es de índole prescriptivo y dicta las leyes tanto generales, para todo tipo de composición, como particulares, para cada uno de los géneros que se han de cumplir en su composición, en este caso particular y valga la redundancia, el cuento. Y por último la dimensión histórico-crítica,  de naturaleza y objetivos más prácticos facilita los datos y los instrumentos para conocer el origen y progresos de la literatura en general y el mérito de los escritores, por medio de análisis filosófico. Es pertinente citar en literatura, dilecto lector que la originalidad del libro es determinada precisamente por el carácter global de su contenido. Claro que no puedo descuidar el punto de vista filosófico porque la teoría literaria se inicia con la técnica milenaria, planteada por Aristóteles, en sus tratados de retórica y poética, vale decir las teorías constructivas del discurso propiamente tal. Y desde este punto de vista, la técnica literaria es definible como la ordenación de principios, normas, y saberes acerca de lo que es la construcción de la literatura. Dando como resultado una teoría explícita o a priori, doctrinal, prescriptiva e ideológica; porque la teoría literaria en tanto define implícitamente a posteriori la perspectiva de una serie de ideas o pensamientos, inferidos o re construibles mediante la reflexión y el análisis sobre el objeto literario dado. La teoría literaria, señor lector, es relacionada con la retórica y la poética, siendo parte de la filología, en lo que se refiere a la elaboración de una obra verbal; y también la teoría literaria para aclarar más este concepto, se vincula con la estética; que representa el horizonte más general, y filosófico en el cual queda definida la literatura, en lo que es su creación, propiamente tal.

LA ESTÉTICA Y SU HISTORIA

Desde un punto de vista histórico, la teoría estética, propiamente tal nace en 1750 con Alexander Gottlieb Baumgarten, por su relación entre la filosofía y la literatura. Y tiene como representantes a: Diderot, Moses Mendelssohn, Gelessing, Herder, Kant, Schiller, Schelling y Hegel, que se basaron en las artes plásticas para derivar a la literatura. Dando paso con esto al nacimiento de la moderna teoría literaria, que floreció de un diálogo de la estética con la tradición filológica. Existen otros autores como: Schlegel, Novalis y Baudelaire, que fueron fundamentales para la reflexión sobre la literatura, ya que en estos autores la teoría literaria nunca dejó de ser realizada al lado de la teoría de las artes plásticas, y de la propia creación de obras literarias. Sólo a lo largo del siglo XIX, con la creación de los departamentos de filología, surgieron los teóricos especializados sólo en literatura. En el transcurso del siglo XX, encontramos a diversos filósofos que tuvieron una importante producción de teoría literaria y de estética: Heidegger, W. Benjamin, Adorno, HG. Gadamer, P. Ricoeur, J. Derrida y G. Deleuze. Además existieron teóricos de la literatura, que influenciaron el pensamiento estético: G. Bataille, M. Banchot, R. Barthes, T. Todorov, G. Genette, y Adorno. Y la estética, tiene una gran dependencia en relación a la literatura.

LA ESTÉTICA Y SUS DEFINICIONES

Porque la estética es una disciplina moderna y autónoma, relacionada con la teoría literaria. Pero no puedo continuar la presente exposición sin definir lo que es la estética: Es una filosofía del arte, porque es la ciencia que se encarga del estudio de la belleza, y; desde un punto de vista filosófico, la búsqueda de la verdad a través del arte, la percepción, y la sensación del ser humano. Porque la estética es una disciplina moderna y autónoma, relacionada con la teoría literaria, la retórica y la poética, y el objeto de estudio de la estética es “la idea de lo bello, estudiada en su esencia y en sus formas”; distinguiendo cinco puntos:

1- El examen de la naturaleza de los objetos que despiertan en el alma el sentimiento de belleza, el deseo de imitarlos y la voluntad de corregirlos.
2- La investigación del primitivo origen o la fuente primera de la belleza.
3- El descubrimiento de las relaciones de las diferentes manifestaciones y la revelación de sus riquezas.
4- La interpretación de sus significados.
5- La identificación de sus fines.

Y en el ámbito de las letras, la estética estudia los recursos utilizados y los objetivos perseguidos por el artista; y desde un punto de vista clásico tiene por objeto de estudio la verdad, en los últimos siglos con la influencia de los medios de comunicación de masas, la estética se lleva al artista, en este caso al escritor a la introspección, estudiando la esencia del ser humano, sus sentimientos y percepciones. Para ilustrar más al lector, cito a Umberto Eco y su definición de la estética: Se entiende toda obra literaria como una obra inacabada hasta el momento en que entra en acción, la perspectiva del lector; su interpretación basada en su propio bagaje cultural y personal. Y por consiguiente existe la “estética literaria”, la que se refiere al objeto literario y logra disciplinar a la teoría literaria. Y me detengo en este punto, para definir y exponer lo que es la estética literaria, que es el campo disciplinado más general de la ciencia de la literatura. Tiene por objeto de estudios las ideas y conceptos, problemas y teorías o doctrinas de la poética, la crítica literaria, constituyendo la estética literaria el desenvolvimiento más comprensivo y filosófico de la ciencia de la literatura.

LA OBRA LITERARIA Y SUS DEFINICIONES

Le entrego al lector una creación personal de lo que es la narrativa, vale decir el cuento desde mi personal creación literaria, por supuesto basándome en hechos ya registrados cronológicamente conocidos comúnmente como la historia. Pero no es mi intención ser un historiador, porque no lo soy dilecto lector, ya que estaría faltando a mi rol de escritor. Yo recojo elementos de la historia para confeccionar y escribir un cuento propiamente tal. Según Ingarden, la obra literaria se define como: “Una formación puramente intencional que tiene la fuente de su ser en actos de conciencia creativos de su autor, cuyo fundamente físico, está en el texto escrito o en otro medio físico de reproducción”. Y me detengo en este punto, para enfatizar que una obra literaria es el resultado de la creatividad del autor, para ser leída y comprendida por el lector. Porque la obra literaria trasciende la conciencia del autor, para llegar al lector, dándole a este último, la posibilidad de dar un significado a la obra leída, desplegando su imaginación. Para Ingarden la estructura de un texto se determina por las maneras en que este puede ser realizado, definiendo al texto como una estructura potencial que se concreta gracias al lector. Para citar a otro autor, Iser, define a una obra literaria como: “Un registro documental de algo que existe o ha existido, una reformulación de una realidad ya formulada que trae al mundo algo que no existía antes”. Y me detengo en este punto para exponer que de esto se trata mi personal creación y escritura de un cuento. De tomar una realidad, y expresarla en mi plana como una nueva creación personal. Este es mi aporte. Porque Iser, plantea que la obra literaria tiene dos planos el artístico que es el creado por el autor, y esta es mi personal y literaria visión de lo que es mi literatura, y el otro estético que es dado por la concreción realizada por el lector. El proceso de la lectura, está concebido en virtud de una realidad dada por la actualización del texto que hace el lector. Ahora bien, dilecto lector. Entre los diferentes lenguajes que el hombre ha creado para expresar lo que ve, siente, piensa, y quiere ser la literatura es una de los más primigenios; porque se construye en su estrecha relación con el mundo.

EL TEXTO LITERARIO

El texto literario es aquel que forma parte de alguno de los géneros de la literatura y la escritura artística, en los que la forma otorgada al mensaje es de vital importancia, tanto como en contenido del mismo. Se diferencia de otros tipos de textos, por sus intenciones estrictamente estéticas. Su creación ha acompañado al hombre desde épocas remotas, en los llamados géneros literarios. Umberto Eco, define el texto literario en contraposición a otros tipos de textos, el que permite no sólo la interpretación semántica de los textos, sino que además potencia una interpretación crítica: “La interpretación semántica o semiótica es el resultado del proceso por el cual el destinatario, ante la manifestación lineal del texto, la llena de significado. La interpretación crítica o semiótica es, en cambio, aquella por la que se intenta explicar por qué razones estructurales el texto puede producir esas (u otras, alternativas) interpretaciones semánticas”. El texto literario, es una obra de arte, que antepone el lenguaje al contenido. No es que el contenido, no sea importante; sino que lo que prima en un texto literario es la estética literaria. Porque el escritor maneja el lenguaje y lo resignifica a fin de que sea creada su obra de arte. El lenguaje es manipulado de una manera formal y literaria. La finalidad de un texto literario, es artística, no utilitaria, ya que es una obra de arte puramente subjetiva; porque el escritor es libre de elegir el estilo y tono de su escritura; apareciendo en él por lo general figuras literarias. El texto literario puede pertenecer a varios géneros, los tres mayores son: narrativo (cuento y novela, por ejemplo), lírico (poesía) y dramático (teatro escrito). La división en géneros depende de la elección de la forma de escribir, ya sea en verso, en prosa, o prefiriendo el diálogo. El texto literario se diferencia de otros en primer lugar por su intención comunicativa, predominantemente estética, vale decir artística: Constituyen una manifestación de la actividad humana, mediante la cual el autor expresa una visión personal, por medio de recursos lingüísticos. En el texto literario, se crea un mundo de ficción por un proceso de imitación de la realidad, y el mundo creado en el texto literario es imaginario. Y en su proceso de creación los textos literarios se ajustan a determinados modelos, los cuales determinan su género, en este caso el cuento o relato. Así una obra literaria es lírica, narrativa, o dramática. Ahora bien, un texto estético supone siempre una intencionalidad, es decir una manipulación de la expresión que provoca un reajuste del contenido, al producir un tipo de función profundamente original. Va a reflejar de algún modo en los códigos que sirven de base a la operación estética, con lo que provoca un proceso de cambio de códigos. Toda esa operación, produce con frecuencia un nuevo tipo de visión del mundo.

CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO LITERARIO

- Originalidad: El lenguaje literario es un acto de creación consciente de un emisor que es el escritor, con voluntad de originalidad. El lenguaje literario debe ser inédito, extraño, siempre original.
- Voluntad artística: Se usa el lenguaje con una voluntad artística, es decir, intentando crear una obra de arte. Existe una finalidad estética.
- Especial intención comunicativa: Este lenguaje no tiene una finalidad práctica, sino estética.
- Desviación: concepto: Llamamos así a la " recurrencia " o repetición en un texto breve de unidades lingüísticas de cualquiera de los niveles, es decir, aparición estadísticamente superior de una unidad determinada si la comparamos con su frecuencia de aparición en el lenguaje "normal".
- Lo connotativo: Es un lenguaje esencialmente connotativo. Se utiliza un lenguaje abierto a la evocación y a la sugerencia a través de los significados secundarios de las palabras: además es posible provocar nuevas connotaciones, propias de cada lector, de cada autor o de cada época en que se recree, al leerlo. En este sentido, hablamos de plurisignificación.
- Mundo propio: El mensaje crea sus propios mundos de ficción cuyos referentes no han de corresponder necesariamente con la realidad exterior. El lector no conoce el contexto hasta que lee.
- Importancia del significante: En un mensaje literario, el significante puede estar motivado: musicalidad, aliteraciones, simbolismos fónicos... En general, podemos hablar de la importancia de la forma.
- La función poética: El lenguaje desempeña una función estética o poética cuando llama la atención sobre sí mismo, sobre la manera de decir las cosas. El texto literario se caracteriza por la especial atención que recibe el mensaje.
- Intención poética: A diferencia de otras formas de texto, los escritos literarios ofrecen una experiencia estética al lector: una lectura de la cual se desprende un aprendizaje de tipo espiritual, un asombro ante el funcionamiento del texto mismo, en lugar de la adquisición de un conocimiento específico, como ocurriría, por ejemplo, con la lectura de un periódico o de las instrucciones para usar un electrodoméstico.
- Subjetividad: El texto literario es fruto de dos sensibilidades en contacto: la del autor y la del lector. En ese sentido, no se trata de un texto objetivo, informativo, que busque explicarle al lector cosas sobre la realidad, sino a menudo cuestionarla desde un punto de vista subjetivo, desde un abordaje original e irrepetible.
- Espíritu de la época: Al mismo tiempo, los textos literarios capturan el llamado “espíritu de la época”, que es como se llama al sentir colectivo que caracteriza a una comunidad o a una civilización entera durante un período específico. Por ejemplo, las novelas existencialistas capturaron el pesimismo y la depresión posterior a las dos Guerras Mundiales (Primera y Segunda) a mediados del siglo XX.
- Lenguaje: El manejo del lenguaje en los textos literarios es, cuando menos, particular, diferente. Un texto literario puede permitirse rupturas con la norma gramatical (sobre todo frecuentes en la poesía) con fines estéticos, y en líneas generales, una utilización del lenguaje no como herramienta para transmitir información, sino como materia para fabricar la obra de arte. El “estilo” de un escritor es, en ese sentido, su manera particular y original de emplear el lenguaje.
- Gratuidad: La lectura de los textos literarios se lleva a cabo de manera gratuita, es decir, de manera libre, sin objetivos específicos y sin utilidad alguna. Oscar Wilde, famoso escritor británico, decía que el arte es “profundamente inútil”, ya que no cumple con cometido pragmático alguno en la vida de sus lectores, como no sea el enriquecimiento espiritual o el entretenimiento.
- Ficcionalidad: Los textos literarios son, en su mayoría, obras de ficción (sobre todo la narrativa). Esto es, relatan eventos que no ocurrieron realmente, sino que proceden de la imaginación y la inventiva del autor, quien reelabora la realidad conforme a su mirada particular del mundo y a sus sensibilidades específicas.
- Verosimilitud: A pesar de ser de naturaleza ficcional o imaginativa, los textos literarios son verosímiles, es decir, creíbles. Su funcionamiento depende de un “pacto de suspensión de la incredulidad” entre el autor y el lector, en el que este último se compromete a leer el texto como si fuera cierto, a pesar de estar consciente de que no lo es. A cambio, el autor le promete construirlo de manera tal, que el artificio se sostenga hasta la última página.
- Carácter imitativo: Los textos literarios imitan a la realidad, es decir, la copian, la reformulan, la emplean como materia prima para la construcción de la obra literaria. En ese sentido, se dice que los textos literarios son “miméticos”: son representaciones, imaginaciones, versiones de la experiencia real.
- Géneros literarios: Existen formas puntuales de textos literarios, que se distinguen entre sí conforme a sus reglas generales de funcionamiento, y que son:
- Narrativa. Textos literarios en los que se despliega un relato, a cargo de la voz de un narrador. Estos relatos contienen personajes y eventos más o menos ficcionales, incluso fantásticos, plasmados de manera original y creíble.
- Poesía. Uno de los géneros más difíciles de definir, ya que puede adquirir una multiplicidad de formas. Se trata de una descripción poética, mediante un lenguaje figurado o metafórico, de alguna experiencia relevante en la subjetividad del autor.
- Dramaturgia. La escritura de textos destinados a una representación teatral, a cargo de actores y en un escenario determinado. Carecen de narrador, a pesar de representar relatos también.
- Legitimación: Los textos literarios perduran en el tiempo, transmitiéndose de generación en generación, pues se los considera valiosos, pertinentes e importantes para la educación de los ciudadanos futuros. En ese sentido, existen aparatos de legitimación de las obras, es decir, que eligen cuáles perduran y cuáles se dejan de lado, cuáles son valiosas para la sensibilidad de una época y cuáles no tanto. Así, suele decirse que la literatura es una construcción de tipo histórico.

EL TEXTO LITERARIO Y EL LECTOR

En el texto literario, el lector cobra un papel significativo ya que debe trabajar mediante la lectura y su imaginación, y reflexión para completar la obra y reconstruir el mensaje del texto y del escritor. Los lectores comprenden una obra de diferente forma de acuerdo a sus experiencias, el contexto sociocultural donde es leído el texto, sus lecturas previas, y sus conocimientos. Y la finalidad del texto literario es hacer reflexionar a los lectores, cautivarlos a través de las palabras y transmitir un mensaje de enseñanza. Todo esto es expresado y escrito con un lenguaje que logra embellecer la estética del texto. El autor se apoya en tres pilares fundamentales a la hora de crear un texto literario:

Narración: Cuenta los hechos. Los hechos se sitúan siempre en un tiempo determinado. La narración puede ser lineal o no.
Descripción: Caracteriza personajes, lugares, tiempos, situaciones y objetos. La descripción nos sitúa dentro de la trama donde se desarrollará la acción.
Diálogo: Mediante el diálogo conversan los personajes. Es una forma de agilizar la narración y desarrollar acciones.

Los textos literarios se articular y desarticulan entre sí, y se mezclan con las historias, porque una de las funciones pedagógicas del texto literario, es la formación del lector. Ya que el texto es una producción escrita que permite transmitir un mensaje de un emisor, que es el creador del texto, vale decir el escritor a un receptor, que es el lector. Porque una obra no es solamente el texto escrito, creado por el escritor, es la creación hecha por el lector a partir de la interpretación del texto literario, y necesita para su existencia al lector. A partir de esta afirmación, podemos citar que la literatura, no tiene otra función que crear un diálogo entre el mundo del lector, y el mundo del libro. El hecho de crear literatura, significa abordar el horizonte de expectativas que guía, para enriquecer la lectura, y potenciar la construcción de vínculos significativos entre el lector y la literatura, por el conocimiento cultural del lector. Porque toda experiencia de lectura, es en sí una experiencia estética, que es vivida por el lector a partir de su sentir y su relación con el mundo de los textos. Porque al reconocer los rituales y las opiniones que se construyen alrededor de la lectura y la literatura, significa reconocer al lector como receptor y artífice de su propio aprendizaje personal.

FIN.